Hace 100 años
Me
habías llamado cobarde, me habías llamado inútil… había decidido alejarme y
privarte de verme… sin embargo enviaste por mí con la excusa de que soy el
príncipe y tengo que volver. Pues te diré mi respuesta, es no... Es un No
rotundo... me niego a regresar... al menos por ahora.
Si
crees que ella me detendrá... Estas equivocado… no la amo, ni la amare, aunque
le haya dado a entender que si, fue solo un capricho... Jamás sabré lo que es
el amor… o eso creía en ese entonces que hui al mundo humano.
Vague
por días, semanas, meses… puede que hasta años, a quien le importa cuando
tienes la eternidad enfrente, vi muchas cosas que muchos de los míos ignoraban
de los humanos. Y oculte mi naturaleza ante ellos, después de todo, quien
pensaría que yo, un joven alto, de brillante e impecable cabello negro largo
hasta las caderas, y unos hechizantes ojos azules que llamaba la atención a donde
iba, sería un dios de la muerte, un shinigami errante que había escapado de su
mundo y ahora vagaba por la tierra de los humanos.
Me divertía,
mi vida de libertad me era placentera, lugar a donde iba conseguía lo que
quería, comida, bebida, mujeres que me complacieran, pero ninguna jamás
lograría atarme. Todo en mi vida de libertad era perfecto, todo exceptuando la
obscuridad de la noche, y el manto de sueño que caía sobre mí, detestaba dormir… a diferencia de los
demonios, los shinigamis tenemos que dormir aunque sea un poco diariamente, y
yo, lo detestaba.
Durante
mis sueños mis pecados del pasado me atormentaban, aquel sujeto de cabello rojo
igual a mí, aquel al que no pude asesinar después de exterminar a su raza
entera, solo porque causarle una mínima herida me causaba dolor a mí. Lo había
dejado escapar, pero tenía la inquietud de que el intentara vengarse aun acosta
de su vida.
Recorrí
el mundo entero, mujeres, alcohol, comida y un techo donde pasar la noche, y
todo lo conseguía simplemente sonriendo a una pobre ingenua, sonriéndole y
diciéndole cosas lindas al oído.
Llegue
a Londres una noche tormentosa a finales de 1785, camine por un sucio callejón,
buscando alguna victima para conseguir lo que necesitaba. Divise una luz anaranjada
salir de una ventana grande de cristal. Me acerque, leyendo en el letrero de
madera que era una taberna. Decidí entrar, si bien usaba mis trucos para poder
financiarme lo que quería, eso no quería decir que no llevara dinero conmigo.
Ordene
una cerveza, que de inmediato una camarera llevo a mi mesa, la mire de arriba abajo, mirándola
de manera seductora, la chica se sonrojo ante mi mirada, había caído en mis
redes de eso estaba seguro. Bebí tranquilo, observando el fuego sin pensar
realmente en nada.
Escuche
que alguien pedía ayuda, al separar la mirada del fuego vi que era la joven
camarera que estaba siendo acosada por un grupo de tipos ebrios. “no es mi
problema” pensé terminando la cerveza, vi como uno de ellos la amenazaba con
una navaja oxidada; “podría... Supongo que lo hare” me dije levantándome de la
mesa y tocando el hombro del tipo de la navaja. Cuando este volteo a verme le plantee
un fuerte puñetazo en el mentón, el cual lo dejo inconsciente en el momento.
Los
demás del grupo se lanzaron contra mí, pero rápidamente me deshice de los 4 dejándolos
en el piso. La chica me miro temblorosa.
- Estas bien ahora, no tienes por qué
temerme a mi- le respondí de una manera cortante y fría
- Mu...muchas gracias- me dijo haciendo
una reverencia con la cabeza- no está herido verdad?- agrego tomando mi mano
- Tipos débiles como el no me causaran
ningún daño- respondí zafando mi mano de su tibio agarre- me largo- agregue
entregándole tres monedas del alto valor- esto es por la cerveza y el tibio
fuego... quédese con el cambio- dije antes de salir colocando mi capa de piel
de lobo sobre mis hombros
Camine
por las calles, aquella chica no era una potencial victima para mi, tal vez una
prostituta, harían cualquier cosa por un par de monedas de plata, y si sabían
complacerme, puede que le pagara con monedas de oro.
Escuche
que me seguían, di vuelta en un callejón y espere recargado en la pared. Vi el reflejo
de una persona en el charco del piso, vestía elegantemente, demasiado para una
zona así. Se quedo parado justo antes de estar frente al callejón, use mi
agilidad de shinigami para posicionarme detrás de el.
- Que es lo que quieres?- le pregunte
fríamente y sin piedad
- Lo sabía desde que te vi en la taberna...
tú no eres humano
- Y que si no lo soy
- Requiero de tus servicios
- Que te hace pensar que te ayudare, no
soy un demonio que se esclaviza ante los humanos por un alma… que podrías
ofrecerme tu
- Antes que nada permíteme presentarme,
mi nombre es Arthur di Rousseau y sé que no eres humano, posiblemente por esos
ojos verdes que tenias cuando peleaste con esos tipos, creo que eres un
shinigami no? Un dios de la muerte?
Me
quede serio ante su afirmación, ese hombre sabia de nuestra existencia, y creía
en nosotros, no era tan escéptico como el resto de la humanidad.
- Que es lo que quieres de mi
- Librar a mi familia de un demonio, es
lo que deseo, mi segunda esposa hizo un contrato con ese demonio, pero.. ella
murió en un accidente en su carruaje, pero el demonio se negó a tomar su alma,
ya que la que él desea, es el alma de mi única hija, de mi primer matrimonio,
de ningún modo puedo dejar que los sucios negocios de su madrastra arruinen la
vida de mi hija Elise
- Que obtengo a cambio de ayudarte?
- Lo que me pidas, dinero, tierras, un título
nobiliario, cualquier cosa que me pidas y te pueda dar
- Considerare el pago entonces- respondí
echando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja- mientras tanto viviré en tu
casa, hasta librarte de esa peste; aceptas?- le dije tendiéndole mi mano
derecha
- Acepto su trato joven…
- Saine… Saine Pointe du Lac- le dije
mirándolo con seriedad
- Acepto su trato joven du Lac
Un
brillo verde apareció en mis ojos cuando estrecho mi mano. Le pregunte por su
hogar, a lo que él solo respondió avanzando unas calles, ahí en una callejuela
estaba oculto un carruaje negro, que se
confundía en la obscuridad, abordamos al carruaje, y partimos por las
deshabitadas avenidas de la ciudad, mientras Arthur me contaba más acerca del
contrato con aquel demonio.
Observaba
por la ventanilla del coche, nos alejábamos de la ciudad, y solo había campo y
bosque alrededor. Además sentía que el carruaje iba de subida. Un par de horas duro el camino entero, según
Arthur ese era el carruaje más rápido que tenia, y que lo que recorrimos será
una distancia de 5 horas en un carruaje normal. Mire a mí alrededor, tan solo
bosque, un espeso bosque rodeando la colina. Mire a mis espaldas, el estrellado
cielo nocturno se veía abruptamente interrumpido por una enorme sombra de altas
torres.
- Bienvenido al château di Rousseau- me dijo Arthur
- No es más que otra jaula de oro-
murmure- “una jaula como de la que escape hace tiempo”- dije en mi mente
Avanzamos
a la entrada, el cochero se alejo hacia la parte de atrás del castillo, logre
divisar que la pesada puerta de madera estaba abierta, y a un sujeto alto con
un elegante traje negro que sostenía un candil esperando la llegada de Arthur.
Mis
sentidos se alertaron de inmediato, aquel sujeto emanaba una fuerte energía,
era obvio que no era humano, oculte mi presencia, no podía alertarlo en ese
momento, aun quería estudiarlo más de cerca.
- Bienvenido de nuevo señor Arthur- lo
saludo haciendo una reverencia- veo que tenemos un invitado
- Así es Yue.. prepara su habitación de
inmediato- le respondió Arthur sin voltearlo a ver
- como diga my lord- respondió llevándose una mano al
pecho- acompáñeme por favor- me dijo
Decidí
seguirlo por los pasillos de roca del castillo, estaban húmedos y hacia algo de frio, el mayordomo
caminaba tranquilamente frente a mí. No sé si aun no se percataba de mi
naturaleza, o sabia fingir bastante bien.
Me
llevo hasta una gran habitación, la pared
frente a la entrada estaba dominada por tres enormes ventanales que iban
desde el piso hasta el techo, la lluvia golpeaba los cristales de las ventanas,
y uno que otro relámpago ocasional iluminaba la habitación.
El
mayordomo se adentro a la habitación, y dejo el candil en el borde de una
chimenea, después se agacho para poder prender fuego a los leños que ahí había.
Rápidamente el calor comenzó a inundar la habitación, llevándose con ello la
humedad.
- Esta será su habitación.. espero que
este cómodo.. si algo le falta no dude en avisarme- me dijo el mayordomo
dejando unas mantas sobre la cama- con su permiso me retiro
Un
relámpago ilumino la estancia cuando él salió, pude notar sus ojos de un color
rojo obscuro, posiblemente por la obscuridad de la habitación. Suspire con
fastidio y me recosté en la cama, una cama muy blanda y cómoda, la mejor en la
que había dormido. Similar a la que usaba en mi mundo… en mi jaula dorada de la
que había escapado.
Desperté
tarde en la mañana, el sol entraba colándose entre las cortinas que cubrían los
ventanales, el fuego aun crepitaba en la chimenea… al parecer habían echado
leños nuevos para mantener la llama. Supuse que había sido el mayordomo de la
noche anterior.
Deje
la capa de piel de lobo sobre la cama, me vestí de inmediato y salí de ahí,
recorrí el pasillo de la noche anterior, ahora podía verlo con mayor detalle,
las paredes de grandes rocas apiladas una sobre otra, estaba cubiertas con
diversos cuadros y estandartes, seguí
curioseando por ahí, llegue frente a una habitación de puertas dobles de color
azul brillante, sentí curiosidad y abrí una de ellas.
Era
una enorme biblioteca, la más grande biblioteca privada que hubiera visto en el
mundo humano. La estancia era iluminada por la luz que entraba por los grandes
ventanales, similares a los de la habitación donde había dormido. Sobre la
chimenea había un grabado en la roca, era un escudo de armas con un caballo y
una rosa, debajo de este estaba el grabado de una cinta, con las palabras Di
Rousseau. Frente a la chimenea había un sofá, dispuesto a manera de tener una
lectura cómoda. Escuche el fuego crepitar en la chimenea, y vi que había una
silueta en el sofá.
- Papa?- pregunto una dulce y delicada
voz de pronto- eres tu papa?- volvió a preguntar asomándose, era una chica, una
dulce y delicada chica de cabello azulino, y ojos a juego, su mirada lucia
confundida por verme- Lo siento mucho señor- dijo levantándose para hacer una
reverencia- creí.. que se trataba de mi padre.. usted debe de ser su invitado
no es así? Me hablo de usted esta mañana
- Le hablo de mi?- murmure levantando
una ceja
- Así es.. es un placer conocerlo joven
du Lac- dijo con una tierna sonrisa- mi nombre es Elise Magdalene di Rousseau
Me sorprendí
en ese momento, Elise?.. Esa era la chica cuya alma quería aquel demonio?;
medite las cosas un momento, mirándola detalladamente, si bien era una niña de
no más de 13 años a lo sumo, era muy amable
y atenta.
- Mucho gusto señorita di Rousseau- la
salude besando su mano- pero por favor… llámeme por mi nombre... Saine
- Muy bien joven Saine.. pero por favor…
también usted llámeme Elise- me dijo sonriendo
- Joven ama- escuche que la llamaron a
mi espalda, gire para ver de quien se trataba, era aquel demonio, ahora podía
apreciarlo mejor, era más alto que yo, y su cabello era de color plateado, casi
blanco el cual le llegaba a los hombros y tenia sujeto en una coleta a la altura de la nuca, sus ojos eran de
color carmesí brillante, los cuales miraban con seriedad.- Joven ama, el
desayuno está servido
- Gracias Yue- le agradeció Elise
amablemente- gusta acompañarnos joven Saine- me invito
- Por supuesto my lady, después de
usted- le respondí inclinando la cabeza esperando a que saliera
Al
pasar al lado del mayordomo, observe que sus ojos emitían un brillo rojizo, al
fin se había percatado de mi naturaleza, sonreí burlonamente, y seguí a Elise
por el pasillo hasta el comedor. El mayordomo nos seguía de cerca, y sentí su
mirada posada en mi.
Pase
semanas en ese lugar, recabe lo que necesitaba saber acerca del contrato con
ese demonio, me movía con sumo cuidado, pero también él era demasiado cauteloso,
así como no le permitía vigilarme, el tampoco me lo permitía a mí.
El
tiempo pasaba, pero siempre antes de poder atacar al mayordomo Elise aparecía…
en un principio pensaba que era fastidiosa e infantil, muy pronto descubrí que
no lo era.
Ese día
estaba con ella en la biblioteca, el invierno había llegado antes, y era uno de
los más crudos inviernos que Inglaterra haya sufrido, incluso ahora no puedo
recordar un invierno peor a ese. Acostumbraba leer con Elise en las mañanas,
mientras planeaba mis siguientes movimientos. Poco a poco había aprendido a
disfrutar de su compañía, conforme la fui conociendo descubrí que era una chica
muy delicada y muy inteligente, su madre había muerto cuando tenía 5 años, y su
padre se había vuelto a casar dos años después con la mujer que había hecho el
contrato.
Me
pregunto por mí, y por mis viajes, le conté algunas cosas de cada país, pero
jamás el cómo me trasportaba y mucho menos como conseguía lo que necesitaba . Por
alguna extraña razón, sentía que Elise no necesitaba saber eso de mi.
Repentinamente
comenzó a toser, me acerque a ella, tomándola de los hombros, jamás la había
visto así, y no sabía qué hacer. Necesitaba ayuda de alguien, pero.. No quería
dejarla sola. Estaba por alejarme cuando el mayordomo entro con una frazada y
un frasco con un liquido café.
- Lady Elise sabe muy bien que su salud
es delicada, usted debería estar en su habitación la cual es mas tibia que la
biblioteca
- Estaba pasándola bien Yue- respondió
ella tosiendo
- Estoy seguro que lord Saine entenderá
que es mejor para usted estar en su habitación… no es así mi lord?- me pregunto
haciendo énfasis en sus palabras
Lo
mire molesto, solté un gruñido inaudible para los humanos, pero el mayordomo lo
escucho estaba seguro. Después mire a Elise con preocupación
- Está bien lady Elise, usted necesita descansar-
dije levantándome y saliendo de ahí, estaba molesto por la presencia del
mayordomo, estaba molesto por verlo tan cerca de ella, y sin embargo también me
sentía un inútil, un completo inútil por no saber qué hacer en ese momento,
odiaba a Yue por haberme hecho sentir así
No
vi a Elise en semanas, supuse que su condición había empeorado, el invierno
paso, y con él las ventiscas y nevadas. Los días se tornaron mas cálidos, dando
paso con ello a la primavera. Durante la segunda semana de la estación, es
cuando volví a verla. Lucia pálida, y había bajado un poco de peso, sin
embargo, se había levantado para estar a mi lado, para leer juntos en la biblioteca, jamás se quejo de su estado, sin
embargo se disculpo por su ausencia.
Sin
saber la razón, la estreche en mis brazos, pidiéndole que no se disculpara, y
que no era necesario esforzarse por alguien como yo. Elise me miro con dulzura
acariciando mi mejilla con sus tersas manos, las tome entre las mías, y las
lleve a mis labios, depositando un beso en cada una. Acaricie la mejilla de Elise,
poco a poco comencé a acercar mi rostro a ella, sentí mis labios rozar los
suyos.
- Lady Elise!- la llamo Yue entrando- My
lady la estaba buscando por todo el castillo- le dijo acercándose a ella- mire
como esta, su cuerpo esta helado, debería volver a su habitación
Elise
no dijo nada, simplemente se dejo llevar por Yue, me quede en la biblioteca,
dejándome caer al piso, cubrí mi rostro con una mano, me sentía un tonto, un
estúpido por lo que acababa de hacer.
No
supe cuanto tiempo permanecí ahí, no volví a saber de mi hasta que el mayordomo
me saco de mi trance, su semblante lucia molesto, pero que me importaba lo que
el pensara.
- Aléjate de lady Elise, es lo único que
te advertiré
- Pareces un demonio receloso que cuida
un alma que busca devorar, aun cuando esta no le pertenece en absoluto- le dije
alejándome de él con una sonrisa retadora en mi rostro
- El alma de lady Elise es el pago de mi
contrato
- Tu contratista está muerta demonio, Elise
no tiene por que entregarte su alma- le dije sin mirarlo saliendo de la
habitación.
Esto
solo fue el comienzo de mis rencillas con él, hacia todo lo que era posible
para mantenerme lejos de ella, así como yo hacia lo que me era posible para no
permitir que el la alejara, cuantas veces triunfo el y cuantas yo no lo sé,
jamás las conté, pero aquellos momentos que pase al lado de Elise eran muy
valioso, cada minuto, cada segundo con ella.
La
segunda primavera a su lado llego más rápido de lo que pensaba, no podía perder
más tiempo, tenía que deshacerme de ese inexistente contrato que aquel demonio
alegaba, deshacerme de él y alejarlo de Elise para siempre.
Una
noche de luna llena, ese día decidí terminarlo todo, la luna demoro en
presentarse, cuando salí del castillo a hacerle frente al demonio apenas se
mostraba, una enorme redonda y brillante silueta en el horizonte, a través de
su brillo vi una silueta alada, una
silueta que reconocía perfectamente.
- No intentes intimidarme con eso Yue-
lo rete- yo también tengo mis trucos- murmuré apareciendo un par de alas negras
en mi espalda, extendiéndolas para que la luz de la luna les diera de lleno
- Parece que no eres un shinigami de
baja categoría
- Tanto así me subestimaste?- le
pregunte apareciendo en mi mano un arco de violín… el cual de inmediato tomo la
forma de una espada
Yue
también apareció una espada en sus manos, sonreí divertido, relamiéndome los
labios, había mucho que no sostenía una batalla que me emocionara de esta
manera. Un cuervo voló a lo lejos en el bosque.. En el justo momento que Yue y
yo arremetíamos el uno contra el otro.
Ambas
espadas sacaban chispas al chocar, nuestras siluetas eran recortadas por el
brillo de la luna llena, que lentamente emergía del horizonte para llegar a lo más
alto del cielo. Múltiples heridas cubrían el cuerpo de ambos, use mi energía
para lanzar un rápido tajazo contra la mano de Yue, el contrato que estaba ahí
tatuado se rasgo, emitiendo un brillo de color violeta.
Los
ojos de Yue emitieron un destello rojo carmesí, y lanzo un rápido manotazo
contra mí.. Apenas esquive el ataque, pero había logrado herir mi torso.. Y
tres de aquellas heridas eran realmente profundas y emanaba una gran cantidad
de sangre.
- Ríndete si no deseas que te mate
ahora- dijo Yue de manera fría
- Deberías de ser tu el que se rinda,
observa tu contrato Yue, se esta desvaneciendo no hay nada que te ate realmente
a esta familia, porque no simplemente te marchas, o abandonas la idea de tomar
el alma de Elise.. tu contratista está muerta, y tu faltaste al contrato al no
salvarla, preferiste salvar a lady Elise en ese accidente no es así?
Los
ojos de Yue perdieron su brillo, su mirada de sorpresa y desconcierto lo
delataba, había dado justo en el blanco, Yue le había tomado tanto cariño a
Elise que se había olvidado de Lady Katherine, la madrasta de Elise y la
verdadera contratista de Yue.
Acerque
mi espada a su cuello, clavando la punta en el, causando que saliera un hilillo
de sangre de cuello.
- No te matare Yue, solo si abandonas al
fin a idea de consumir esa alma- le dije seriamente con un brillo verde
inundando mis ojos- el contrato ya no está, y no hay nada que te retenga
Aquel
infernal brillo regreso a sus ojos, un rápido ataque me derribo de inmediato,
sentí dolor en todo el cuerpo, estaba equivocado, no había sido uno, habían
sido múltiples ataquen en una milésima de segundo. No supe mas de mi hasta la
mañana siguiente.
Desperté
cuando el sol comenzó a lastimarme seriamente, cuanto llevaba ahí, no lo sé,
horas… pude que incluso días enteros. Intente ponerme de pie, sentí dolor en mi
cuerpo entero, principalmente en mi pecho.
Camine
trastabillando, hasta caer debajo de un árbol, escupí sangre,, mis heridas lucían
mal, terriblemente mal. Cerré los ojos momentáneamente. Sintiendo el viento
pasar por mi cabello. Cuando abrí los ojos de nuevo, me percate de una silueta
en el campo de flores que estaba justo frente a mí.
Su
cabello azul ondeaba con el viento, y ella jugueteaba como un ave en aquel
campo. Me puse de pie con una sola palabra en mis labios: Elise.
Me
acerque a ella, mi vista se nublo de inmediato, no podía permanecer consiente
por más tiempo. Dirigí un último pensamiento hacia ella, después, simplemente
la negrura de mi inconsciencia.
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Escuche
su dulce voz a lo lejos, la escuche llamándome repetidas veces, pero ni aun asi
pude abrir mis ojos, posiblemente mi conciencia me engañaba usando su voz, su
apariencia, su aroma. Sentí algo tibio en mi frente, abrí los ojos... Estaba en
la habitación dentro del castillo, me incorpore de golpe, tirando de mi frente
una pequeña toalla húmeda, y causándome inmenso dolor en mis heridas.
- Saine no haga eso por favor?- escuche
la voz de Elise, sentí sus cálidas manos ayudándome a recostarme de nuevo- Yue...
puedes traer mas agua tibia por favor
- Hai- escuche que este respondió
Permanecí
recostado, sujetando las heridas de mi pecho, respiraba agitadamente, sentía un
líquido pegajoso y tibio brotar de ellas, no hacía falta ser un genio para
saber que era sangre.
- Porque enfrentaste a Yue? – me
pregunto Elise- acaso no sabes que él es un demonio muy poderoso?
- Sabias que el.. era un demonio?- le
pregunte incorporándome lentamente
- Claro que si.. mi madrastra lo invoco,
aunque después de su muerte.. no se marcho
- Lady Elise aquí está el agua-
interrumpió Yue trayendo consigo una cubeta de agua
- Gracias, podrías traerme unos trapos
limpios y unas vendas?
- Como ordene my lady
- Lo sabías entonces?- insistí- acaso
sabias que él estaba aquí por tu alma
- Supuse que era por eso- me respondió
limpiando mis heridas de los brazos- me sorprendió que esta mañana el hubiera
dicho que se iría del castillo
- Y si de verdad lo iba a hacer porque
se quedo
- Porque se lo pedí- respondió
tranquilamente- Yue es el único amigo que tengo, si él se va me sentiré sola en
este castillo
- Y.. si yo me quedara?- le pregunte
desviando la mirada
- Si te quedaras eso me haría muy feliz..
ya que- murmuro quedándose callada y sonrojándose levemente- creí.. creí que
morirías cuando te vi en el campo.. tenía tanto miedo- agrego abrazándome con
lagrimas en los ojos, después comenzó a toser
- No es necesario que llore my lady- le
dije tomando su barbilla- gracias a usted ahora me encuentro bien- agregue
mirándola tiernamente
- Pero.. que hubiera pasado si no te
hubiera encontrado, y si te desangrabas, o pescabas una infección, o que tal
si…
El
silencio se apodero de la habitación, había atrapado las palabras de Elise con
un dulce beso, un beso que ella correspondió de inmediato.
Tuve
que interrumpir el beso debido a que sentí la presencia del mayordomo. Cuando
lo mire me percate de que sus ojos emitían un leve resplandor rojizo, sin
embargo solo le entrego unas vendas limpias a Elise.
- Permítame ayudarla my lady- le dijo llevando
una mano a su pecho
- Gracias Yue- le respondió ella
Elise
termino de limpiar mis heridas, y comenzó a vendarlas con ayuda de Yue, el
mayordomo lucia un semblante muy serio, más que de costumbre. No le di mucha
importancia. Una vez terminada su labor, Yue se llevo a Elise a su habitación,
ya que nuevamente sufría de un ataque de tos.
Le pedí
que no se preocupara por mí, y que descansara que la vería a la hora de la
cena, así ambos nos recuperaríamos.
A
media tarde, Yue me llevo la comida, lucia serio y frio, no quise tomarle
importancia, pero permanecí alerta, aun estaba débil y podía atacarme en
cualquier momento.
- No te atacare si es lo que piensas- me
dijo dejando la comida en la mesita de al lado de mi cama- tus vendajes se han llenado de sangre de nuevo- me dijo
acercándose, lo mire con desconfianza, pero permití que los cambiara- estas
enamorado de ella no es así?- me pregunto cuándo ponía el vendaje de mi torso
- Y que si lo estoy?- le pregunte
defensivamente
- No es necesario estar a la defensiva
lord Saine- me reclamo- simplemente quería que supiera que lady Elise está
comprometida desde el momento en que nació con el hijo de un socio de lord
Arthur
Sentí
una helada puñalada en mi pecho, comprometida, Elise estaba comprometida con
alguien. Pero, por que no me lo había dicho. Pensé que Yue intentaba engañarme,
pero, había algo en mí que sabía que no me engañaba, que sabía que lo que Yue
decía era verdad, y lo había revelado para evitarle problemas a su ama.
- Ahora lo entiende no es así?....
aunque lady Elise también lo ame, no pueden estar juntos, my lady está
comprometida con un hombre de buena familia, y por ello estoy seguro que jamás
le faltara nada… en cambio…
- En cambio?
- Que podría ofrecerle usted a my lady?
Solo es un pequeño shinigami caprichoso
que no quiere regresar a su mundo, que no respeta en lo mas mínimo la vida
humana, y que ha usado a muchas mujeres a placer… de verdad se cree digno
merecedor del amor de lady Elise?
Cerré
los ojos ante estas acusaciones, no pude decir nada en mi defensa, ya que, en
realidad, no podía defenderme de ningún modo. Todas sus acusaciones eran
ciertas. Pero que podía hacer, la amaba, y la seguiría amando por toda la
eternidad que durara mi vida. Amarla era mi castigo por ser como era, cuantas
mujeres no se enamoraron de mí, y sin embargo solo las use para conseguir mis propósitos.
Ahora era yo el que sufría por amor. Por el amor de la más delicada y hermosa
doncella que jamás hubiera conocido.
Guarde
mi amor en lo más profundo de mi ser, intente ser indiferente con ella, pero mi
defensa se venía abajo al ver su sonrisa, escuchar su voz, contemplar sus ojos.
Cada día, cada semana, cada mes que pasaba, mi amor por ella crecía. Y el dolor
que eso me causaba también.
La
acompañaba en sus caminatas por los campos de flores, fue en el siguiente
verano que me tope con él, aquel cabello rojo que aparecía en mis pesadillas.
El mismo sujeto al que no había asesinado aquel día, había regresado, y no
buscándome a mí.
Sucedió
cuando salí a caminar con Elise, Yue nos acompañaba, ya que ella había estado
tosiendo muy seguido últimamente, pero se negó a quedarse en cama al ver que
ese día no estaba lloviendo.
Caminaba
a su lado, mientras ella olía las rosas que habían crecido esa temporada, y la
ayudaba a cortar algunas, pero repentinamente sentí algo muy cerca, tome a Elise
en mis brazos y di un salto hacia atrás, dejando que una flecha se clavara en
el piso.
Yue
se adentro a los arboles para buscar al culpable. Baje a Elise al piso de nuevo,
mientras vigilaba el bosque, escuche una pelea, y un grito de alguien, después Yue
regreso arrastrando a un chico, mis ojos se abrieron de par en par al
reconocerlo, principalmente por su cabello rojo.
- Quien es él?- pregunto Elise al verlo
- No sé su nombre.. pero.. creo que
viene buscándome- respondí inclinándome ante el tipo- que haces en este lugar?-
le pregunte tomándolo de la camisa
- No te hagas el importante.. esta vez
no vine por ti maldito asesino
- Si no es por mí a que has venido?- le
reclame
- Tengo un trabajo que hacer muy
importante, me pagaran muy bien si elimino a los escoria de los di Rousseau
Me
moleste de sobremanera al escuchar como había llamado a la familia de Elise,
estuve a punto de golpearlo, pero Elise se inclino a su lado, limpiando con un
pañuelo al brazo sangrante de aquel chico.
- No sé quien lo haya mandado a
matarnos- le dijo cálidamente- aun así se que usted no es mala persona.. mi
nombre es Elise Magdalene di Rousseau- se presento
- Soy.. Roxte Villefort – le
respondió desviando la mirada algo
sonrojado
Permanecí
alerta, no quería que ese maldito atacara a Elise en cualquier momento, ella
amarro su pañuelo en la herida, de inmediato el se puso de pie de un salto. Y
colgó su ballesta en la espalda.
- No sé que tengan en contra de tu
familia, pero por mi parte comprobé que no son tan malos como creí que serian-
dijo levantando el brazo agitándolo en señal de despedida
Se
marcho sin dar problemas, pero no fue la última vez que lo vi, vigilaba el
castillo constantemente desde algún árbol cercano, me ponía los nervios de
punta cuando Elise lo invitaba quedarse, no tenía ningún respeto por ella,
llamándola “plana” o “Tabla”, tenia deseos de golpearlo pero ella reía ante sus
groseros comentarios.
Paso
algún tiempo mas, cierto día Elise lucia sombría, nada común en ella, no quería
molestarla, pero… no me gustaba verla así sin saber que tenia, o si podía
ayudarla. Me arme de valor para preguntarle, sus palabras fueron una dura
puñalada en mi alma
- Esta noche, el socio de mi padre y mi
prometido vendrán a cenar- me respondió sin verme a la cara
- Creo.. que deberías estar más alegre
no es así?- le dije fingiendo estar calmado, aunque por dentro sentí que estaba
muriendo
- Se, sé que mi matrimonio beneficiara a
las familia de él, pero.. no veo en que nos pueda beneficiar a nosotros,
siempre quise casarme con alguien a quien amara de verdad, y no con alguien que
mi madrastra escogió para mí- dijo con los ojos llorosos
Entendí
en ese momento, Elise no quería casarse, incluso podría jurar que odiaba al
tipo en cuestión, además, no había sido Arthur el que comprometió a Elise, sino
su madrastra Katherine.
- Quiero romper ese compromiso- sollozo-
no quiero casarme con él!- agrego rompiendo en llanto, instintivamente la abrace,
me partía el alma verla llorar y no poder hacer nada
- Lo has.. hablado con Arthur?- le dije
acariciando su cabello- creo que entenderá que no amas al tipo
- Tengo miedo de que no entienda- digo
ocultando su rostro en mi pecho- de que no entienda que no amo a ese sujeto, ya
que mi corazón le pertenece a alguien mas
Eso
fue como un balde de agua helada sobre mi espalda, así que era eso, Elise no
quería casarse debido a que amaba a alguien más.
- Así que esa es la razón- susurre sin
soltarla- envidio al afortunado my lady- suspire
- De verdad lo envidiarías?- me pregunto
separándose de mí, mirándome de una manera muy dulce
- Alguien que sea capaz de robar el
corazón de my lady es digno de ser envidiado- dije desviando la mirada, pero
cuando voltee a verla de nuevo me encontré con sus labios, uniéndose a los míos
en un dulce beso.
- Te tendrías envidia ti mismo?- me
pregunto besándome de nuevo
- Posiblemente- respondí abrazando su
espalda y besándola profundamente
Mi
corazón latía con fuerza, mis miedos parecían quedarse atrás, solo sabía que
quería una cosa y era estar a su lado, estar con ella, renunciaría a mi
inmortalidad por Elise.
Interrumpí
el beso al sentir la presencia de Yue en la entrada de la biblioteca, Elise lo
miro con algo de preocupación, mientras que yo no me inmute en lo mas mínimo.
- Lady Elise, lord Arthur desea hablar
con usted
- Mi padre?- susurro Elise con
preocupación
- Es el momento de que se lo digas- le
susurre al oído poniendo mis manos en sus hombros- es momento de que le comentes
acerca de romper el compromiso
- Lo hare- me respondió tomando mi mano-
por favor ven conmigo- me dijo con un timbre de voz suplicante.
Asentí
de inmediato, no podía negarme ante esa manera tan delicada y vulnerable que
tenia de ser, pase al lado de Yue, tomado de la mano de Elise, el mayordomo no
despego su mirada de mí.
Entramos
al despacho de Arthur, el estaba de espaldas a la entrada, mirando por un
enorme ventanal. Elise se acerco temblorosa, mientras apretaba mi mano. Detrás
de nosotros entro Yue, cerrando las puertas del despacho.
- Elise, tenemos algo muy importante de
que hablar- le dijo Arthur sin voltear
- También yo.. tengo algo importante de
lo que quiero hablarte padre- le dijo esta agachando la cabeza
- A si? Y de que se trata?- pregunto Arthur
tranquilo
- Es sobre el compromiso con lord Edmond
de la Court – respondió Elise firmemente
- Es curioso ya que también quería
hablar de ello- murmuro Arthur sentándose en su sillón rotatorio y girándolo en
dirección a nosotros, para vernos de frente, hasta ese momento se percato de mi
presencia ahí.- lord Saine, un honor que nos acompañe- me saludo amablemente
- Lo mismo digo my lord- respondí
inclinando la cabeza
- Bien Elise, tu primero.. me gustaría
saber que tienes que decir de el barón de la Court
- Quiero romper mi compromiso con el-
dijo Elise rápidamente
- Romperlo?!!!- exclamo Arthur
levantándose de su sillón- Elise estas consciente de lo que estás diciendo
- Mas que consiente padre… no quiero
casarme con lord de la Court
- Pero a qué viene tu decisión Elise
- Padre, se en qué nivel esta nuestra
familia, y sé que lord de la Court se beneficiara si se casa conmigo, pero… no
veo ningún bienestar para nuestra familia si lo hago, además.. de que como
hombre, no lo considero buen marido para mí, yo… yo deseo casarme con un hombre
al que ame
Permanecí
en silencio observando aquella conversación, Elise continuo explicando sus
razones, el por qué desconfiaba de su prometido, el hecho de que su compromiso
fuera arreglado por su madrastra y no por su padre o su madre.
Arthur
permanecía con un semblante serio, escuchando cada palabra de su hija, sin
alterarse ni un poco, me hizo pensar que tal vez el tampoco deseaba ese
matrimonio con aquel lord Edmond de la Court.
- Entiendo tus razones hija- respondió
Arthur calmado- tampoco a mi me es de total agrado ese chico, pero…
- Papá por favor- suplico Elise- por
favor, de verdad no quiero casarme con él.. no cuando se que mi corazón le
pertenece a alguien mas
- A alguien más?- pregunto Arthur confundido- a
quien si se puede saber Elise, casi no sales del castillo
- No necesito salir para verlo padre- le
respondió Elise tomándome la mano, Arthur la miro con sorpresa- espero que de
verdad lo entiendas
- Así que… fue de el de quien te
enamoraste.. Elise debes saber que al igual que Yue…
- Saine no es humano- respondió esta- lo
sé, pero aun así lo amo, lo amo con todo mi ser, padre
Arthur
respiro profundamente, le pidió a Yue que se llevara a Elise del despacho, ya
que quería hablar conmigo a solas, Elise se negó a salir, pero, una mirada tranquilizadora
de mi parte la convenció. No quería soltar su mano, pero, tenía que hacerlo.
Yue
se llevo a Elise colocando su mano en el hombro de ella, Elise me miro con
preocupación, simplemente me limite a sonreírle. Cuando la puerta del despacho
se cerró de nuevo, mi sonrisa desapareció, para volver a adoptar un semblante
serio y tranquilo.
Mire
a Arthur el cual estaba sentado en su sillón aun, parecía estar pensado en
algo. Suspire un poco para liberar la tensión que se acumulaba en mi interior.
- Saine- me llamo Arthur- te traje a
este castillo para deshacer el contrato con el demonio, cosa que has hecho de
manera maravillosa, Yue decidió quedarse por su voluntad en este castillo
- Así es.. no tendrá que preocuparse más
por ese contrato lord Arthur
- También recuerdo haberte dicho que te
daría cualquier cosa que te pudiera ofrecer como pago…
- My lord sé lo que piensa en este
momento, pero permítame decirle que no tomo a Elise como un pago, mi amor por
ella de verdad es sincero- le dije de una manera un tanto suplicante
- Al parecer lo que ella siente por ti también lo es Saine,
pero.. que ganaría Elise por casarse contigo… eres un shinigami.. y ella una
humana, una humana que goza de una excelente posición social.. Saine si se casa
contigo
- Sé que no tengo nada para ofrecerle…
solo mi amor, mi eternidad y mi fidelidad… la protegería con mí ser.. y daría
mi vida por ella sin pensarlo
Arthur
suspiro ante mis palabras, me miro de una manera severa, trague saliva ante su
reacción, pero inmediatamente me tranquilice.
- Saine… - dio Arthur cerrando los ojos-
aceptare esta relación por el bien de Elise; pero… a cambio deberás hacer algo…
- Lo que sea- dije sin pensarlo
- Deberás cambiar tu apellido.. dejaras
de ser Saine Pointe du Lac y pasaras a ser Saine Di Rousseau
- Como desee- respondí sonriendo, si de
verdad era algo tan insignificante, no me importaba, mi apellido no valía nada,
nada comparado con estar al lado de Elise
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Hice
una reverencia y salí de ahí, camine por
los pasillos, rebozaba de alegría, quería buscar a Elise y comunicarle lo
sucedido. Fui a su habitación, pero no la encontré ahí, me dirigí a la
biblioteca, pero estaba desierta, decidí bajar a la cocina, tal vez Yue sabia
donde estaba.
Cuando
entre a la cocina lo vi preparando todo para la cena, me acerque a la mesa y
tome una manzana.
- No debería de estar aquí- me dijo sin
ponerme mucha atención
- Solo estoy buscando a Elise, creí que
sabrías donde podría estar, ya que su habitación y la biblioteca están
desiertas
- Lady Elise estaba con lord Edmond en
la sala principal, al parecer estaba “impaciente” por ver a “su” prometida
No
pude decir nada, la manzana cayo de mi mano, salí de inmediato de ahí, tropezando
a cada momento, tenía que llegar a su lado, una inmensa preocupación me invadió
de inmediato, Elise estaba sola con aquel sujeto.
Escuche
algo de cristal romperse, después, un grito de Elise. Me di prisa, y entre a la
sala de descanso.
Elise
estaba acorralada entre una de las paredes y ese sujeto, era más alto que ella,
aparentaba fácilmente unos 24 años, su cabello era negro y largo a media
espalda, el cual estaba sujeto con un listón en su nuca. Sostenía a Elise por
los brazos.
- Ya te lo dije, te casaras conmigo lo
quieras o no!!- escuche que le dijo de una manera nada amable
- Suélteme!!- exclamo Elise, su tono de
voz se escuchaba asustado, no podía quedarme más tiempo ahí observando
- My lord, me temo que deberé pedirle
que suelte a lady Elise en este momento- le dije serio acercándome a ellos
- Deja de entrometerte en este asunto..
esto es entre mi futura esposa y yo- me reclamo el tipo
- Ya te dije que no me casare contigo…
primero muerta que hacerlo
- Entonces tendré que conceder tu deseo
Elise!- le reclamo el sujeto apretándola con más fuerza
Mis
ojos emitieron un destello verde, con un ágil movimiento le di un manotazo al
sujeto, el cual soltó a Elise en el acto. Aproveche para situarme entre
ella y el… no permitiría que la dañara
de nuevo, no si estaba ahí para protegerla.
Sabía
que no podía usar mis poderes para atacarlo, ya que , me gustara o no, era un
invitado de Arthur, pero eso no me limitaría para defenderme, Elise se acerco a
mí, aferrándose se mi espalda, su respiración era agitada, y sentía los
temblores de su cuerpo.
Edmond
levanto su puño contra mí, estaba listo para tomar a Elise y esquivar el golpe,
pero algo lo detuvo a pocos centímetros de mi. Mire atentamente lo sucedido, Yue
sostenía a Edmond por el brazo, con una expresión neutral, aunque había algo en
sus ojos que demostraba su molestia.
- My lord, la cena está servida- dijo
seriamente
- Mayordomo, que bueno que estas aquí,
hecha inmediatamente a este impertinente del castillo
- Lo siento my lord, pero en primer
lugar Lord Saine es un invitado y huésped de Lord Arthur- respondió Yue
soltando su brazo- y en segundo lugar, solo mi amo y lady Elise pueden darme
ordenes
Edmond
se quejo ante esta respuesta y se dio la media vuelta saliendo de ahí. Yue se aproximo
a Elise, pidiéndole que la acompañara para vestirla adecuadamente para cena. Elise
asintió, y salió detrás de Yue, a mi lado.
Me
parecía un fastidio, podías tomar todas las comidas con las mismas ropas que te
ponías al amanecer, pero,, tenias que cambiarlas para la hora de la cena, ya
que según la tradición era la hora de convivencia más importante de la familia.
Me tenia sin cuidado, pero igual cambie mis ropas por unas un poco más, ostentosas
que las que usaba, una camisa de mangas sueltas y puño cerrado, y un pañuelo en
el cuello, con un broche con un zafiro. Amarre mi cabello en una coleta a mitad
de mi espalda. Sujetándolo con un listón blanco. Me dirigí al comedor, Arthur y
Elise ya estaban ahí. Yue me indico un lugar al lado de Elise.
La
cena trascurrió tranquila por un momento, pero cerca del postre, Edmond abrió
la boca, exigiéndole a Arthur que Elise se casara con él. Arthur se limito a
bajar los cubiertos, su semblante lucia serio. Elise me sujeto la mano debajo
del mantel. Moría de nervios.
Contrario
a lo que Edmond deseaba, Arthur solo
hablo del fin de aquel compromiso, usando de defensa que él no lo había
aprobado, y que todo había sido plan de Katherine. Edmond se levantó furico de
la mesa y salió de ahí. Lo seguí con la
mirada, esa noche no dormiría con tal de cuidar de Elise.
Parecía
ser una larga noche, cerca de las 3 de la madrugada escuche ruidos por el
pasillo, cerré el libro que leía y deje mis gafas de shinigami sobre las tapas
del libro, Salí al pasillo, y no vi a nadie, creí que había sido mi
imaginación. Regrese adentro, no había terminado de cerrar la puerta de la habitación
cuando escuche un cristal caer, proveniente de la habitación de Elise. Esto me
alerto, Salí de inmediato, esperando que solo haya tirado un vaso por
accidente.
Llame
a su puerta, pero ella no respondió, pensé que dormía y que era solamente
paranoia mía, pero, por la rendija de la puerta aun se veían restos de fuego, y
un fuego muy vivo, Elise tenía que estar despierta, pero… por qué no respondía?.
Respire
profundamente, no quería perder la cabeza, volví a llamar a su puerta, de nuevo
sin respuesta. No pude más, abrí de un golpe la puerta, lo siguiente que vi me
lleno de ira, vi a Edmond en la habitación de Elise, estaba sentado sobre ella,
y cubría su boca con una mano, Elise me miro suplicantemente con lágrimas en
sus hermosos ojos azules. Por más que intentara no perder el control, no pude,
me lancé contra él, sujetándolo de la camisa desabotonada y lo azote contra una
pared, causando que escupiera sangre, mis ojos cambiaron de color, emitiendo un
brillo verde sepulcral.
- Que eres?!- exclamo Edmond asustado
- Deberás preguntarte mejor que no soy-
le respondí mostrando mis colmillos- solo te diré que no soy humano- gruñí con
una mirada asesina, fue entonces que Yue llego
- Mayordomo, has algo con esta
bestia!-le ordeno Edmond a Yue, pero este solo se limito a acercarse a Elise,
vio los moretones en sus muñecas, y las marcas de una mano fuerte que cubría su
boca momentos antes
- Está bien lady Elise?- le pregunto Yue
al verla temblorosa, notando algunos arañones en su cuello y cerca de sus
senos.
- S....si- respondió temblando- Saine..
de no ser por el…- dijo rompiendo en llanto
Yue
se levanto del lado de Elise, y se acerco a Edmond al tiempo que sus ojos
emitían un resplandor del color de la sangre, tomo a Edmond por el cuello, y lo
levanto del piso.
- Como se atreven tus sucias manos a
tocar a mi joven ama?- le pregunto con
una voz fría y sin piedad- pagaras con sangre cualquier daño que le hayas
hecho- agrego sonriendo de una manera aterradora, mostrando unos afilados
colmillos.
Solté
la camisa de Edmond, y deje que Yue se lo llevara a rastras de la habitación.
Me acerque a Elise, y la estreche en mis brazos, aun lloraba amargamente,
acaricie su cabello, diciéndole que ella no tenía nada que ver con lo que había
sucedido.
Las
estaciones pasaron, Edmond había escapado, jamás supe de él, ni me importaba, tan
solo me importaba ella, estar a su lado. Incluso en invierno, cuando ella se
resfriaba y su cuerpo delicado se debilitaba, aun así permanecí con ella.
- Saine…- me llamo un día que estaba en
cama, ambos estábamos leyendo y mirando nevar-
sabes, ya casi es navidad- me dijo
- Lo sé- respondí sonriendo- dime, hay
algún regalo especial que pueda darte?- le pregunte, era malo haciendo
obsequios
- La verdad- me dijo sonrojándose- si
quiero algo en especial
- Te daré lo que me pidas- le dije
tonado su mentón, depositando un dulce beso en sus labios- solo dime que es lo
que deseas- le dije, ella hizo señas de que me acercara, así lo hice
- Quiero casarme contigo- me susurro al
oído, causándome sonrojo
La
mire con sorpresa, esperaba que fuera una broma de ella, pero su expresión tímida
y nerviosa me demostraron que lo había dicho muy enserio. Tome sus manos entre
las mías, depositando un beso en ellas.
- Así será my lady- le dije besando su
frente.
Como
lo había prometido, así fue, esa navidad se hicieron los preparativos, Elise amaneció
ese día un poco más estable que los días anteriores, Yue la apoyo en todo
momento, Arthur le había obsequiado el vestido de su madre.
Por
mi parte recibí ayuda de alguien de quien no la esperaba. Roxte, había
aparecido en los alrededores del castillo días antes de la noche buena, como
siempre Elise lo invito a quedarse, pero esta vez no se quedo los dos días que
estaba acostumbrado, prolongo su estancia, ya que según él me apoyaría el día
de mi boda… y que algún día se lo retribuiría.
Intente
anudar la corbata, pero las manos me temblaban, Roxte se rio de mi debilidad, y
se acerco a mí, anudo a corbata aunque de un momento a otro la apretó de mas,
ahorcándome con ella. Se rio divertido al ver mi expresión.
- Vamos que todo saldrá bien- me dijo
dándome palmadas en la espalda
Baje
al salón principal, la ceremonia seria en el castillo, seria sencilla, ya que
no había muchos invitados, Arthur no tenia mas familia que Elise, además, no
arriesgaría la salud de Elise en trasladarla a una capilla, pero a ella no le
importo, mientras se casara conmigo, no le importaba si era en la cubierta de
un barco.
Aun así
fue una ceremonia tradicional, al decir acepto, al firmar los documentos, deje
atrás mi vida libertina junto a mi apellido, mi vida y mi todo era ella, y por
ella me esforzaría por ser mejor y más responsable, bese a Elise para finalizar
la ceremonia y con ello abrir un nuevo capítulo en mi vida, cuando separe mis
labios de ella, note que llovían pétalos de rosas blancas y rojas en el
interior del salón, mire a Roxte el cual me guiaba un ojo de complicidad, incline la cabeza agradeciéndole, mire a Elise
la cual estaba fascinada ante la inminente lluvia de flores.
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Después
de la ceremonia, nos dirigimos al gran comedor, a disfrutar de la cena de
navidad, Elise lucia muy animada, su piel había recuperado algo de color, me
sentí mas aliviado, las ultimas semanas había estado muy pálida y enferma,
incluso había llegado a tener fiebre. Pero ahora lucia fuerte, fuerte y animada.
Terminada
la cena, Yue comenzó a tocar un suave
vals en el violín, Elise se levanto de la mesa y tomo mi mano, llevándome a la
pista de baile.
- Elise... espera... no... no sé hacer
esto- le dije completamente rojo
- Solo déjate llevar, te ayudare- me
respondió comenzando a bailar.
Seguí
los pasos de Elise, dando vueltas en el salón con ella. Para ser mi primera vez
bailando, no lo hacía mal, o al menos eso creía.
La
celebración continúo hasta después de media noche, bese la frente de Elise,
deseándole feliz navidad sacando de mi bolsillo un pequeño regalo, una cajita
de terciopelo con una esclava de oro blanco
con su nombre grabado.
Sonreí
al ver su expresión, me beso la mejilla, y me mostros una caja forrada con piel
negra. Al abrirla dejo ver un collar de cuero, con una placa con una S grabada.
- No sé si sea lo más adecuado, pero...
te he visto usar un colllar asi; que esta muy desgastado- me dijo agachando la
mirada- espero que te agrade
- Me encanta- dije abrazándola, besando
sus labios
- Hey al menos esperen a estar en
privado- nos dijo Roxte en tono de burla
Aprisione
su cuello en mi brazo, haciéndole “cerillito” para fastidiarlo, después lo solté,
y me acerque a Arthur, haciendo una reverencia ante él. Extendí mis manos hacia el apareciendo en
ellas una katana de funda negra, de hoja extremadamente afilada, la cual tenía
grabados 6 kanjis espíritu: 霊
Muerte: 死 Dios: 神 Azul: 青 Agua: 水 Luna: 月.
- Arthur sama, acepte este regalo como
muestra de mi agradecimiento por todo lo que usted ha hecho por mí- le dije
agachado la cabeza- es bien sabido que los shinigamis poseen un arma conocida
como “la guadaña de la muerte”, esta... es mi arma mas preciada, cuyo nombre es
kuro.
- Saine, no debes agradecer nada, en
primer lugar fui yo quien te pidió venir
- Arthur sama, no tiene idea de lo mucho
que he cambiado durante mi estancia aquí, le suplico que por favor la acepte
Arthur
tomo la katana en sus manos, y la desenfundo frente a todos, la blandió un par
de veces y volvió a enfundarla, su mirada expresaba sorpresa y satisfacción.
- He de admitir que es el arma de mejor
calidad que he visto en mi vida- dijo mirándome- estás seguro de querer dejar
un arma de este calibre a este anciano?
- Completamente- respondí
Me
puse de pie nuevamente, Elise se acerco a mí abrazándome por la cintura. La
note un poco pálida, no quería forzarla a quedarse más tiempo fuera de su tibia
habitación, el salón empezaba a tornarse más frio aun de lo que ya era, eso
podía ser perjudicial para ella.
Tome
su manos, susurrándole al oído que debía descansar, asintió con la cabeza, y de
despidió de los presentes, Salí con ella, aun de la mano.
Al
llegar a la habitación la sentí cálida, el fuego de la chimenea llevaba un rato
ardiendo, supuse que había sido Yue quien lo había encendido cuando estábamos
en el salón.
- Saine- me llamo Elise apretando mi
mano, la mire fijamente, note sus mejillas sonrojadas
Sonreí
ante su acción, y la conduje a la cama, sentándome en el borde abrazándola
tiernamente, la sentí un poco tensa, y sus mejillas seguían enrojecidas.
- Sucede algo?- le pregunte checando su
temperatura
- Saine yo….- balbuceo sonrojándose-
yo.. quiero un bebé tuyo
Abrí
los ojos al escuchar esto, mis mejillas se sonrojaron de inmediato, traque algo
de saliva, antes de decir algo. La estreche contra mí, y bese sus labios.
Asintiendo con la cabeza.
- Lo hare.. pero.. será cuando estés
mejor de salud, no quiero ponerte en riesgo- le dije besando su frente
- Saine.. sé que no tengo un cuerpo muy
fuerte pero, a pesar de mi condición te entregare ti todo mi ser, gracias a ti esta ha sido la
mejor navidad de mi vida
Silencie
a Elise con un dulce beso, acaricie su mejilla, y la recosté en la cama, introduje
mi lengua en su boca, disfrutando de su dulce sabor, afloje la corbata, y
posteriormente desabroche las cintas de su vestido.
- Te amo Elise di Rousseau –susurre
terminando de desvestirla
Acaricie
su espalda desnuda, aspirando el aroma de su cabello mientras besaba su cuello,
trate de no ser muy rudo con ella, bese sus labios con pasión, sintiendo las
caricias de ella en mi torso y espalda desnudos.
La
noche trascurrió lenta, disfrute cada momento que pasaba con ella, mi esposa,
mi Elise.
Los
días pasaron, dando paso a la primavera, a los días cálidos en que podía
disfrutar con Elise pasear en los campos de flores que rodeaban el castillo.
Pero
algo no andaba bien, Elise se veía aun muy pálida, más débil que de costumbre, había
días en los que incluso no podía levantarse de la cama, rechazaba los
alimentos, o terminaba por vomitarlos. Sentí temor, el temor de perderla era
muy grande, no sabía qué era lo que tenía, me sentía inútil ante ello.
Yue
trataba de preparar comidas ligeras para ella, además de tratar de mantenerla
hidratada, Elise jamás se había puesto así, y la medicina resultaría inútil. Me
sentí desesperado, Elise sin embargo permanecía tranquila con una sonrisa en su
rostro. Sus ojos reflejaban una ternura que jamás había visto en ella.
Me
aproxime a ella, mirándola con preocupación mientras acariciaba su mejilla,
puse mi frente contra la suya, tenía miedo.
Elise
me miro con ternura, tranquilizándome con la mirada, estaba por preguntarle que
sucedía, como se sentía, pero ella puso su dedo en mis labios, silenciándome,
tomo mi mano y la acerco a su vientre, la mire con sorpresa, ella solo asintió
con lagrimas de felicidad en sus ojos. La abrace con algo de fuerza, de mis
ojos también brotaron lagrimas de felicidad. Seria padre, Elise estaba
esperando un bebe.
Conforme
pasaron las semanas, la salud de Elise mejoro un poco, aun estaba débil, pero, aquel
hermoso y tierno gesto la hacían lucir hermosa, y qué decir de su abultado
vientre, el bebe crecía rápido, podía pasar horas recargado en el vientre de Elise
con tal de sentir sus movimientos en su interior.
A
finales del verano su salud decayó de nuevo, además de su debilidad, los
dolores de parto aparecieron, dos meses antes de lo que se esperaba. Me puse
como loco, mi cabeza no podía pensar claramente, tenía miedo, este era un
momento muy delicado, para Elise, para el bebe.
Yue
preparo todo para atender a Elise, me sorprendí ante esto, pero.. Recordé que
la ciudad estaba a 5 horas de camino en carruaje, y el pueblo más cercano a 3
horas, Elise no tenía tanto tiempo, así que debíamos hacernos cargo.
- Dime qué debo hacer- le dije a Yue
- Mantenla consiente.. no permitas que
se duerma por ningún motivo
Asentí,
y permanecí al lado de Elise en todo momento
sujete su mano, hablaba con ella para evitar que cerrara los ojos, limpie el
sudor de su frente, y le colocaba pañuelos húmedos para evitar que su
temperatura aumentara
Sentía
una enorme presión en mi pecho, bese la frente de Elise, suplicándole que
resistiera un poco mas… un pequeño llanto me saco de mi trance, voltee a ver a Yue
y vi que sostenía a un pequeño bebe envuelto en una toalla
- Es una niña lord Saine - me dijo
sonriendo- parece que a partir de este momento es padre
Me
quede sin palabras, Yue se acerco a Elise, y puso a la niña en sus brazos, permaneciendo
de pie detrás mío, mire a la pequeña que manoteaba y lloraba aun, Elise susurro
palabras dulces para calmarla. La pequeña dejo de llorar, abriendo sus ojos,
eran de un color verde similares a los míos
cuando liberaba mi poder shinigami.
Llamaron
a la puerta, y Yue fue a abrir, bese la frente de Elise, y acaricie la cabeza
de la niña. Con una cálida sonrisa en mis labios.
- Saine deberías de cargarla- me dijo Elise
entusiasmada
- Que.. pero Elise no se…
- Vamos no seas tímido- insistió, asentí
con la cabeza, y me ayudo a tomarla en mis brazos. En el momento que Arthur y
Roxte entraban a la habitación.
Arthur
saludo primero a Elise, y le pregunto cómo se sentía, sintiendo un gran alivio
al verla bien. En cambio Roxte, se acerco a mí, viendo curioso a la niña.
- Aunque tenga tu color de cabello, se
parece más a la pequeña “Tabla”- dijo sonriendo- de verdad tiene suerte de no
parecerse a ti amargado
- Pues yo espero que si llegas a tener
una hija, no se parezca a ti en nada- le dije en tono burlón
- Ya, ya déjense de peleas frente a mi
nieta- nos dijo Arthur acercándose para verla- y han pensado en cómo se llamara
- Si- respondió Elise- Yue, podrías
darme el estuche de terciopelo que está en mi cajón
- Como diga my lady- respondió este
entregándole una caja de terciopelo blanco, del cual saco un medallón con el
escudo de la familia, en la parte de atrás tenia grabado un nombre
- Su nombre será Monserrat di Rousseau- dijo
Elise colocándole el medallón a la bebe
- Es un nombre extraño- dijo Roxte.
Le
di un zape para callarlo, aunque no podía borrar la sonrisa de mi rostro, Monserrat...
mi hija y de la mujer que amaba. Quería
que esta felicidad durara para siempre, mas estaba completamente equivocado.
Estuve
con Elise un par de horas, la pequeña había comido y ahora yo me paseaba por la
habitación tratando de arrullarla.
- Quién diría que algún día se te vería así
Saine Oujisama!- dijo un a voz de pronto
Mis
ojos se tornaron verdes de inmediato, abrace con fuerza a la bebe, revisando
los rincones de la habitación, esa voz, pertenecía a alguien a quien no quería
volver a ver, y la principal razón de mi huida del mundo shinigami.
Frente
a mi apareció una mujer de largo y ondulante cabello color oxido, si bien era
verdad que tenía un hermoso cuerpo, también lo era que era mujer despreciable.
- Ouji huiste del mundo para quedar con
una pobre niña sin ningún atributo para deleitarte
- Saine.. quien es ella? – me pregunto Elise
- Su nombre es Takurazuka- dije
mirándola con desprecio- la razón principal de que saliera de mi mundo
- Mi hermoso príncipe regresa conmigo
- JAMAS!!!- exclame- JAMAS VOLVERE MIENTRAS
TU ESTES VIVA!!
El
rostro de Taku se ensombreció al escuchar mi negativa, en su mano apareció su
mandoble, me puse en guardia, y esquive su primer ataque, usando mi agilidad
para quedar a sus espaldas.
- SAINE CUIDADO!!!!- exclamo Elise de
repente, cuando gire la mirada la vi a ella de pie… interponiéndose entre Taku
y yo… la mandoble… la mandoble atravesaba su abdomen completamente
- Elise!!!- exclame sosteniéndola- Elise
por qué hiciste eso... resiste... estaras bien... resiste un poco por favor- le
suplique- YUE!!- lo llame con lagrimas en los ojos
- Saine… por favor... cuida de nuestra
hija… no... permitas que esa mujer la lastime… promételo
- No dejare que nadie la lastime , pero
por favor no hables mas… resiste Elise
Sus
ojos se cerraron en cuestión de segundos, la llame, la llame con lagrimas
brotando de mis ojos, mas no obtuve respuesta alguna, su pecho dejo de moverse,
había dejado de respirar, su corazón no latía mas.
- Elise.. Elise… ELISE!!!!!!- exclame estrechándola
contra mi
- Joven ama!- exclamo Yue apareciendo a
mi lado- Saine que sucedió?
- Vaya.. Saine no sabía que los shinigamis
y los demonios podían convivir bajo un mismo techo- se rio Taku- si no quieres
que mate también a tu amiguito ven a mi lado mi amado príncipe
- Jamás- le dije con lagrimas en los
ojos- jamás volveré… y jamás te perdonare
- Eres un bello tonto!!- se rio Taku
atacando de nuevo
Yue
le hizo frente, sus ojos emitían un resplandor carmín, en ese momento llegaron
Arthur y Roxte, yo no podía levantarme del piso, estaba aun al lado del
cuerpo de Elise, quería morir, morir y
volver a su lado, no me percate de cuando Arthur se inclino a nuestro lado, y
tomo a la niña en sus brazos.
Mis
lagrimas cayeron sin cesar, me incline sobre el cuerpo de Elise, y llore, llore
hasta quedarme sin lagrimas en mis ojos, pero el dolor no disminuyo en
absoluto, el dolor seguía en mi como una daga envenenada clavada en mi pecho.
- Mátenme- susurre mirando el cuerpo de
mi amada
Takurazuka
lanzo a Yue hacia una pared, y se acerco lentamente hacia mí, me tendió su
mano, mas no la mire.
- Es tu última oportunidad.. regresa y
vuelve a ser solo mío como siempre debió ser, y perdonare la vida de estos
sujetos y la de la bebe
- Jamás volveré a tu lado- respondí poniéndome
de pie.. extendiendo los brazos
Los
ojos de Taku emitieron un brillo verde, y lanzo una rápida estocada, mas no
contra mí, sino contra Arthur y Monserrat.
- No seas idiota!!- exclamo Roxte de
pronto, cuando voltee a mirarlo, vi que había detenido el ataque de Taku, con
mandoble parecido al de ella- Saine esta bebe es todo lo que queda de Elise,
acaba de nacer hace unas horas acaso dejaras que la maten?…. Qué clase de padre
eres?!!
Salí
un poco de mi trance, aparecí en mi mano una katana blanca, y la desenfunde haciendo
frente a Taku.
- Maldito no shin gan!- se quejo está
atravesando a Roxte con sus garras mientras recitaba algo en una lengua antigua
Sentí
el dolor que Roxte sentía, sentí como si Taku me hubiera atravesado a mí, y
como mis poderes se iban por un momento, cuando mire, Roxte había desaparecido,
en su lugar había un talismán metálico en el piso.
Yue
estaba dispuesto a atacar de nuevo, interponiéndose entre Arthur y Taku, la
cual lanzo una rápida tajada, me interpuse, mis ojos emitían el espectral
brillo verde que los caracterizaba.
- Yue, llévate a Arthur y a mi hija lejos
de aquí- le dije sin mirarlo
- Saine que piensas hacer?- me reclamo
Arthur
- Arthur.. gracias por lo que hiciste
por mi… por favor cuida bien de mi hija- dije sonriendo amargamente con
lagrimas en mis ojos- que esperas Yue .. llévatelos!- le reclame
- Como desee lord Saine - dijo
inclinando la cabeza y llevando su mano a su pecho
Yue
tomo en sus brazos el cuerpo de Elise y desapareció con Arthur y la niña , mire
a Taku de manera desafiante estaba furiosa, libero una onda de poder, la
cual destrozo los muros del castillo, el
cual comenzó a derrumbarse. Use mi poder para trasportarnos fuera de este, a un
valle a varios kilómetros de ahí. Mire en dirección al castillo, la mitad se había
venido abajo.
Mire
a Taku con seriedad, y me lancé al ataque, ella me superaba en velocidad y
fuerza, descargo su ira en mi, causándome varios cortes en el cuerpo con la
mandoble. Intente atacarla, herirla de gravedad, clave mi katana en su hombro….
Pero.. Una punzada de dolor invadió mi pecho, escupí sangre, cuando mire vi
su arma clavada en mi.
- Pobre y hermoso tonto- se rio Taku- si
no te hubieras negado a mí, mi bello trofeo, esto no hubiera pasado- dijo
clavando más profundo su mandoble en mi.- tú querida familia lo pagara Saine,
lo juro sobre tu maldito cadáver
- No me arrepiento- le dije sonriendo,
causando más ira en ella. Recuerda que soy un príncipe shinigami… tal vez mi
cuerpo muera, pero volveré a renacer, y regresare para proteger a mi familia de
ti… jamás encontraras a mi hija, o a sus descendientes… si lo llegaras a hacer…
yo estaré ahí para hacerte frente- le dije riendo.
Ella
saco su mandoble de mi pecho, caí débil, la vida se me iba tan rápido como la
sangre brotaba, cerré mis ojos dejándome seducir por la muerte.
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Desperté
en este mundo 100 años después, compartiendo
el cuerpo con el alma de una pequeña y poderosa shinigami, hija menor de
Hannibal di Rousseau, el único hijo de Monserrat di Rousseau.
Era
una familia grande, constituida por ambos padres, Hannibal y Diana di Rousseau,
los hijos mayores Alexander y Monserrat di Rousseau, esta ultima tenía el
nombre de su abuela, dos hermosas y pequeñas gemelas, Aneli y Valeri di
Rousseau , y la pequeña shinigami, Jill, Jill di Rousseau.. cuya apariencia era
idéntica a la de Elise, mismo cabello azulino, aunque de ojos verdes como los
shinigamis, y un carácter terco y agresivo algunas veces.
Pude
separarme del cuerpo de Jill, y conseguir uno propio, aunque para ello debía
beber sangre de vez en cuando. Yue aun seguía al servicio de esta familia,
protegiéndolos con su poder, como desde aquel día lo había hecho.
- Elise – murmure en el jardín mirando a
Jill y a Monse pelear como siempre- también tú has regresado a este mundo en
dos hermosas damas, Monserrat que tiene tu cálida y amable manera de ser… y
Jill que tiene tu apariencia- agregue mirándolas con lagrimas en mis ojos
- Abuelo Jill no deja de molestarme!- me
llamo Monse
- Es su culpa.. ella empezó!!- se
defendió Jill
- Bien las dos, no es momento de pelear-
les dije interponiéndome- por qué no mejor vamos por algo de almorzar, Yue ya
debió de preparar el almuerzo- les dije empujándolas al interior de la enorme
mansión en mitad del bosque, cerca de la ciudad de Londres.
Una
mansión que se volvió mi nuevo hogar, en el cual sin saber, volvería a
encontrar la felicidad al lado de un ser que decían era el mayor enemigo de un
shinigami, sin embargo para mi, aquella demonio
de cabello corto y obscuro representaba mi segunda oportunidad de
volver a ser feliz, su nombre.. Charle.